El Gobierno Vasco ha iniciado el derribo de los portales 1, 2, 3 y 4 de la calle Carranza que estará terminado a finales de julio. Con esta actuación se da un importante empujón al proceso de regeneración urbana de la parte baja del municipio, y más concretamente a la eliminación de la infravivienda, ya que estos edificios se encontraban en un precario estado de conservación.

La obra tiene un coste de 90.000 euros, que asume en su integridad el Departamento de Vivienda, Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, y afecta a cuatro portales que suman un total de 32 viviendas.

Estos edificios tienen tres alturas, El derribo de los edificios se ejecutará de forma manual hasta vaciar las dos plantas superiores, dando paso a las excavadoras a partir de ese momento para terminar los trabajos.  

Los propietarios de estas viviendas han sido realojados en las 44 viviendas sociales de la calle 25 de Diciembre dentro del proyecto de rehabilitación urbana del barrio.

Aunque estaba previsto demoler la construcción a corto plazo, el Gobierno Vasco y el Ayuntamiento han acelerado el derribo de estos inmuebles después de que el pasado 2 de mayo se registrara un incendio en uno de ellos mientras las últimas familias ultimaban el traslado a sus nuevos hogares.

Estos cuatro portales son, posiblemente, el máximo exponente de la infravivienda que todavía queda en la zona de Txabarri. Con su derribo, las instituciones dan un importante paso al frente en la regeneración urbana del entorno.

Desde el año 2006 se han tirado 37 edificios en la parte baja de Sestao dentro del proceso de regeneración urbana en el que se encuentra inmerso la zona. En el futuro, está prevista la creación de una zona de esparcimiento en el solar de estas viviendas que se integrará dentro del parque del Sol.

Las obras de demolición han sido visitadas esta mañana por el alcalde de Sestao, Josu Bergara, y por la Vicenconsejera de Vivienda, Empleo y Políticas Sociales, Covadonga Solaguren. Ambos han remarcado la importancia de esta actuación debido a que los edificios estaban catalogados como infravivienda y carecían del confort necesario para garantizar una buena calidad de vida a sus moradores.